COSTA DIADEMA - 07 Marsella




Foto: Histórico González

Histórico González comparte con todos nosotros su experiencia en el crucero Costa Diadema con salida el 9 de mayo y llegada el 16 de mayo de 2016.

Cada capítulo corresponde a un día de viaje y esperamos que sean de vuestro agrado bien para recordar vuestro crucero o para prepararlo en caso de que sea vuestra próxima singladura.
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DÍA 7 - MARSELLA

HISTÓRICO GONZÁLEZ: Esta mañana llegábamos a Marsella, como siempre antes de las 8 que era la hora prevista, nosotros que íbamos a visitar esta bonita ciudad francesa por nuestra cuenta, decidimos no usar el autobús que ponía la compañía entendíamos que era caro, 10,95 € y nos aventuramos a seguir los consejos de los cruceristas de Facebook.

Tomar la línea verde dirección al autobús gratuito que pone el puerto de Marsella, el recorrido fue corto, no tardamos mucho, además favorecido por un viento horrible pero que lo teníamos a favor, cuando llegamos a la parada había muchos viajeros de varios barcos que nos encontrábamos ese día en el puerto, creo recordar que al menos éramos 6 barcos, allí esperamos como 15 minutos, pensábamos que no entrabamos pero si, el autobús era tipo gusano, era doble y aunque de pie pudimos entrar. El recorrido por el puerto se me hizo largo, pues va pasando por todas las terminales y en ningún momento sale fuera del puerto, al llegar a la terminal J1, creo recordar, nos dejó el bus, al salir vimos que no estábamos tan cerca del puerto viejo, cierto que estábamos cerca de la Catedral la cual vimos de pasada, pues nuestra intención era llegar lo antes posible al tren turístico para subir a la Basílica de Notre Dame de la Garde.

El viento era cada vez más fuerte, no era capaz de poder desplegar el mapa que llevaba para consultar por donde teníamos que ir para llegar al puerto viejo, de hecho se me destrozo al abrirlo, la avenida que teníamos que subir era inmensa, todo muy amplio y muy limpio, al fondo veíamos la fortaleza donde giraríamos a la izquierda según mis datos, quizás deberíamos haber cruzado hacia la Catedral y atravesar el barrio viejo, pero en el diario de abordo, no ponían un poco negro el pasear por Marsella, entre carteristas y alto riesgo de atentado, por lo que no nos atrevimos a cambiar la ruta por la gran avenida, Quai de la Joliette.

Al llegar al trenecillo una enorme fila nos esperaba tanto para sacar los ticket como para subir, menos mal que era continuo el ir y venir de los trenes turísticos, supongo que tenían previsto la llegada masiva de turistas ese día, decir que el paseo en el tren muy agradable eso si como lo ponían en tantos idiomas incluido el nuestro, no coincidía lo que veías con lo que pretendían explicarnos, pero bueno nos hacíamos la idea.

Llegamos donde se encontraba la Basílica, y tengo que decir que me impresionó ese entorno, unas vistas espectaculares, no pudimos entrar porque era imposible con tanto visitante, no era nuestro objetivo principal, nuestra idea era ver las vistas, hacer fotos y disfrutar del paisaje, bueno lo de disfrutar era imposible, imaginaros como soplaba el viento a esa altura, era incómodo y desagradable. 

Tras estar unos 30 minutos por la zona, nos dispusimos a tomar de nuevo el trenecillo, si había una fila numerosa cuando subimos, no digo nada lo que había al bajar, tuvimos que dejar pasar 2 trenes, pero bueno lo conseguimos, bajamos de nuevo al puerto viejo, y como había mercadillo en la zona portuaria, nos dedicamos a pasear y ver la artesanía y productos que ofrecían, vimos el jabón de Marsella y no podíamos dejar de traernos una muestra además de algún que otro recuerdo.

Tras este paseo decidimos volver al bus gratuito que nos llevaría de nuevo al barco, y aquí os tengo que decir que se nos hizo larguísimo, y más cuando veíamos como partían los autobuses del barco desde el mismo puerto, no veíamos el momento de llegar hasta la terminal del bus, sinceramente creo que este bus deja muy lejos del puerto viejo, hay que plantearse la visita por libre de otra forma, o bien cogiendo los autobuses que ponen la naviera con lo que nos plegaríamos a sus intereses, o bien subir con el bus con la fresca y bajar luego en taxi sobre todo si se pretende llegar pronto al barco para comer como era nuestra intención.

No podéis imaginaros lo que pasamos desde donde deja el bus gratuito hasta llegar al barco con el aire, no se podía andar era imposible, creo que llegamos con agujetas de tanto empujar al propio viento, esta vez lo teníamos de cara. Bueno no obstante no se nos dio tan mal, a las 15 horas estábamos sentados en el bufé comiendo, llegamos hambrientos de la lucha que tuvimos con el dichoso viento, pero como siempre todo riquísimo y sin ningún problema, después el cafelito en la cubierta y nuestro limonchelo.

Tras un breve descanso nos acercamos a la charla informativa que nos daban las asistentes españolas sobre el desembarco en Barcelona, mientras nos hablaba estas chicas, se interrumpió la megafonía porque tomaba la palabra el capitán para informar a todos los pasajeros que el barco iba a partir dirección Barcelona, pero anunciaba que íbamos a tener marejada, que posiblemente el barco se podría mover algo más de lo habitual y que los pasajeros tuviesen precaución al salir a las cubierta, imaginaros el murmullo que se produjo en el teatro tras este anuncio, bueno deciros que al final el barco no se movió absolutamente nada, algunos días se notó más el movimiento que ese día, a pesar de que en las cubiertas no se podía estar por la fuerza del viento.

Tras la charla, volvimos a nuestros camarotes para hacer las maletas y a falta de cerrarla y colocarla en la puerta del camarote antes de la 1 de la madrugada, no fuimos a pasar la última tarde relajados tomando una copa en el Country Rock deleitándonos con la música de Michael & Yana hasta la hora de la cena en el Florentino. Esta noche tocaba no sólo cenar, sino lo más triste, despedirnos de nuestros camareros, que también nos habían atendido en estos 7 días. Tras la cena terminamos la noche en el Salón Teodora, donde se celebraba la Fiesta Latina con la música de Curls & Pearls y el equipo de animación, sobre las 12: 45 estábamos colocando la maleta en la puerta del camarote, sentimiento de tristeza, pero también de alegría pues todo había salido perfecto y nos lo habíamos pasado muy bien, quizás nos faltaba algún día más para que todo hubiese sido redondo.

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